Pinto para expresar lo que sólo con la pintura puedo comunicar. Es un trabajo arduo, lento, a veces angustiante, pero siempre apasionante. Llevo muchos años de pintar, de estudiar técnicas y materiales y sigo haciéndolo. sin embargo, me parece que cada cuadro que pinto es el primero, pues no hay fórmulas hechas, ni respuestas dadas. Lo que me interesa es decir algo mío, sin pretensiones, sencillamente algo personal, que pueda reflejarse en lo real o lo imaginado, en lo abstracto o lo figurativo, con materiales tradicionales o nuevos, pero obedeciendo siempre a la necesidad de expresar algo que tiene que expresarse.

Para mi el arte tiene que estar basado en la emoción. Rechazo el arte que toma actitudes intelectuales, que necesite conceptos eruditos o esotéricos para ser entendido. La pintura puede ser comprendida por pocos o por muchos, pero siempre en su propio lenguaje, en términos plásticos y no filosóficos, políticos, tecnológicos ni religiosos, aunque éstos hayan servido de inspiración.

Me gusta el arte antiguo y moderno por igual, pero ahora hay una gran presión negativa debida a la enorme difusión, publicidad y fuerza del mercado. Se caducan los estilos antes de madurar, lo “nuevo” de anteayer es lo académico de hoy y si bien antes romper con las normas era lo reprobable, ahora el afán del cambio por sí mismo es lo aplaudido. Lo importante para mí es que mis experimentos, descubrimientos y búsquedas sean de adentro para afuera, que me permitan expresar a mi modo, con mi oficio, el momento que me corresponde.